¿Cuántos litros quieres?  Preguntó la bióloga Ana Isabel Marín Andrade cuando  comenté que  me gustaría sembrar semillas de café de las mejores especies del mundo. 

¿Litros?  Y me explicó:  un litro en este caso es la cantidad de semillas que cabe en una botella de a litro.

¿Y como cuántas caben?  Más de mil. 

Pedí litro y medio de Geisha y litro y medio de Marsella.  Además, de mi cosecha, yo sembraría Typica y Bourbon amarillo.  Llegaron a los tres días directamente de Veracruz por Correos de México.

A finales de marzo y principios de abril sembramos más de tres mil semillas del mejor café arábigo, Unas en suelo, otras en bolsa.

Los días pasaban las semanas se iban…

¡Y no nacían! 

Con la vana esperanza de ver las primeras plantitas, me ponía a hurgar entre la tierra hasta encontrar algunas semillas. Parecían vanas.  

Pasado un mes, descubrí al escarbar que empezaba a brotarles su pequeña raíz.  No quise disturbarlas más, no fuera a hacer que se secaran.

Pasaría otro mes completo antes de encontrar que un día una que otra, otro día más, y así, iban mostrando al cielo un pequeño tallo encorvado, rojizo a veces, a veces amarillo o verde, a lo que los que saben le dicen cafeto en grapa.

Engrapado?

Muy pronto, se pusieron en estado soldado: en posición vertical, muy derechas, escondiendo pudorosas su naturaleza vegetal, confundidas con la tierra de donde brotaron.

Pocos días después, el primer almácigo se convirtió en un ejército de cientos de soldados a punto de mostrarse como plantitas abiertas a la luz.

¿A punto?

Pasaron dos semanas más y seguían en su puesto, obedientes a lo que su naturaleza y las condiciones del medio les ordenaban.

No por mucho tiempo. 

Finalmente, los soldados se convirtieron en mariposas al dejar ver sus primeras hojas, redondas, como dos alitas y, alimentadas por la energía del sol, empezaron a producir clorofila. Como debe de ser.

Aún van a permanecer varios meses en el pequeño vivero que planté cerca de mí.  Y pasará más de un año para que veamos los cafetos sembrados ya en la huerta con flores y frutos.

Si todo va bien. 

Se dan su tiempo, y nosotros también.

FIN


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