EL CAFÉ Y LA VIDA BUENA

Quienes disfrutamos de tomar café sabemos qué bueno es y cómo nos hace sentir bien. Por eso lo apreciamos tanto. 

Sabemos que el buen café nos da ánimos, nos ayuda a pensar, a estar contentos, a agradecer a la vida.

Además de su sabor y beneficios, el café es mejor, y quien lo toma también, cuando todo lo que sucede desde que los cafetos producen las semillas hasta u tque lo podemos oler y tomar, está en sintonía con el ecosistema.

El café que tomas forma parte de tu vida buena cuando lo adquieres y consumes cerca de donde se produjo, porque así evitas la contaminación y los gastos para trasladarlo desde lugares lejanos.

El café es bueno también si las personas que trabajan en su proceso reciben por ello ingresos justos que les permiten vivir bien.

Cuando los cafetos de los que nacieron las semillas que darán lugar a tu bebida, crecen a la sombra de otros árboles en un ecosistema que crea y cuida el suelo fértil, la biodiversidad, el agua y el aire puros, mientras tomas café tú también proteges ese ecosistema valioso.

Hoy el agua pura es un bien escaso.  Si ya que el fruto maduró y fue cortado, se deja secar al sol durante varias semanas, sin usar agua para despulparlo y lavarlo, lo bueno del café va mucho más allá de su sabor delicioso. 

Mientras lo tomas, recuerda que estás favoreciendo que se regeneren los ciclos de la naturaleza gracias a los cuales estamos vivos.

Al llevar un modo de vida bueno para ti y tu entorno, serás más capaz de transitar por los cambios importantes que vienen como consecuencia de que la vida es transcurrir, y del cambio climático.

La Vida Buena –dice una descripción que encontré y me gustó– es un estilo de vida marcado por la sencillez, la honestidad, la frugalidad en el consumo, la solidaridad con los demás congéneres y con el medio ambiente. Es también una vida de dedicación al trabajo, el servicio a la sociedad, el cultivo de la inteligencia espiritual y la alegría de vivir. 

Alina J. Bello Dotel. https://ambitmariacorral.org/es/2013/10/la-vida-buena-o-la-buena-vida-3/